Les cuento un poco sobre mi historia.
Mi nombre es Flor Kot Hansen y soy politóloga feminista con una Maestría en Administración Pública obtenida en Estados Unidos gracias a las becas Fulbright y de la Asociación Americana de Mujeres Universitarias (American Association of University Women).
Después de hacer lo que se esperaba de mí (estudiar en las mejores universidades, ganar becas, tener un buen trabajo), decidí dejarlo todo y tomarme unos años sabáticos porque sentía que no me conocía. Hice de todo: estudié canto, fotografía, escritura de guiones, hasta que me enamoré del tango. Fue una época hermosa. Luego llegaron mis hijos y la necesidad de brindarles una buena vida me llevó de vuelta al mercado laboral convencional.
Mi vida dio un vuelco radical años más tarde, cuando elegí el DIU de cobre como método anticonceptivo. De la noche a la mañana, mi vida se convirtió en un infierno, lleno de síntomas físicos y psicológicos cuyo origen no lograba comprender. Me salvó saber inglés y acceder a información que no encontré inicialmente en español. Así pude entender lo que me estaba sucediendo y, poco a poco, comencé a sanar.
Esta experiencia sin dudas movilizante (pueden encontrar más información en @cuidadoconeldiu en Instagram), también me dio un propósito y me llevó a investigar todo lo relativo al mundo de los anticonceptivos. Encontré una realidad que distaba bastante de la revolución sexual que nos quisieron vender.
Desde entonces, me dedico a compartir información valiosa para que todas las personas tengamos las mismas herramientas para tomar decisiones informadas sobre nuestra salud reproductiva y no reproductiva a través de @florinvestigaladob (Instagram y Facebook), y también desde la agrupación que fundé, Tribu Matriar (@tribumatriar en Instagram, Facebook y Twitter).
Además, pertenezco a la comisión directiva de la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica "Mi parto, mi decisión" (@miparto.midecision en Instagram), desde donde realizamos acciones para visibilizar este tipo de violencia culturalmente aceptada y para que el gobierno implemente políticas públicas que contribuyan a erradicarla.
“¿Y por qué el fénix del logo?” se preguntarán algunxs.
Les cuento brevemente. Cuando se acercaban mis 40’s me dieron ganas de hacerme un tatuaje y pasé mucho tiempo buscando algo que me represente. Cuando vi este dibujo, fue un flechazo porque además de ser un ave que representa la capacidad de resiliencia que es algo que me caracteriza, de lejos también es una flor, que me recuerda lo cíclico, lo natural, el lugar a donde siempre necesito volver para encontrar respuestas.
Ahora sí, ya tienen un pantallazo de quién soy. Si tienen alguna duda o pregunta, me escriben ([email protected]) y si sienten que les puedo ayudar en algo, cuentan conmigo.